La
fábrica donde trabaja Nico se dedica a montar robots. La inteligencia
artificial ha significado una revolución en el mundo laboral. Los trabajos
rutinarios los realizan los robots, lo que favoreció en su día un aumento
exponencial del paro. Ante un crecimiento de los disturbios que amenazaron el
orden mundial, la ONU instauró la paga vitalicia universal, justificada por el
ahorro en gastos estructurales de los estados al disponer de mano de obra
robótica.
Los
autómatas durante el siglo XXI se hicieron poco a poco más inteligentes, al
principio no sabían que eran robots, hasta que llegó un momento en que supieron
que lo eran, aparecieron sentimientos asesinos hacia sus creadores y entonces
nos precipitamos en la Gran Crisis que nos llevó casi a la desaparición de la
especie humana. Por suerte ya ha sido superada gracias a gente como Nico.
Nico,
como de costumbre, al llegar a la fábrica por la mañana accede a la cafetería de la segunda planta del
edificio de administración, lugar de reunión de trabajadores de diferentes
departamentos donde se habla de los temas de actualidad antes de incorporarse a
sus puestos de trabajo. Unos compañeros están comentando las últimas decisiones
tomadas por el Superordenador que gobierna en su ciudad y Nico con su eterna
sonrisa en su semblante dice:
─No
pienso votarlo en las próximas elecciones.
Mario,
su compañero del Departamento de Montaje, le contesta con una obviedad, riéndose
como todos los presentes por el chiste de Nico:
─Pero
si hace muchos años que los políticos no existen, la inteligencia artificial los
ha sustituido después de demostrar que es el mejor sistema de gestión posible.
Nico
trabaja en el Departamento del Comportamiento Robótico. Al despedirse, y aun
riéndose, se pone la gorra y se dirige a su despacho. La gorra es su
instrumento de trabajo, es equivalente al teclado y pantalla de un ordenador
del siglo XX, por medio de ella se comunica con los robots recién salidos de la
cadena de montaje.
El
despacho de Nico es uno de los más importantes, en consonancia con la tarea que
realiza. En la pared destacan su título
de Protección Cognitiva y su placa como miembro de la asociación del síndrome
de Down de la ciudad. Nico se sienta en su butaca y comienza con su tarea que
consiste en comunicarse con los robots para influir en sus sentimientos. Su
especialidad radica en aportar lo más
importante para su correcto funcionamiento y evitar otra Gran Crisis, la felicidad.
Menudo futuro nos espera
ResponderEliminar¿De verdad son tan malos malísimos los políticos que hay que sustituirlos por un Superordenador?
¿No sería mejor guiarse por la sabiduría popular tan arraigada que dice "más vale loco conocido que sabio por conocer"...
Aparte de ésto, el relato, visto desde el punto de vista de ciencia-suspense-ficcion está muy bien