PICO
SACRO
Tras más de
diecisiete kilómetros de viaje a pie por el camino sanabrés de Santiago desde
Bandeira, un mediodía de Julio llegamos el canciller y yo al albergue de
peregrinos de O Outeiro, totalmente desierto y en medio de la nada. Pensábamos
coger un taxi desde el albergue a la Hospedería San Martín Pinario de Santiago
de Compostela donde pernoctaríamos. Sin nadie a quién preguntar buscamos
información en el tablón de anuncios del establecimiento del que extrajimos un
único servicio de taxis.
Mauricio, el
taxista, con una forma de hablar marcadamente gallega y erudita no tuvo que
insistir mucho para llevarnos primero al Pico Sacro. Cuando salimos del coche,
en la cima de la montaña, nos sorprendió un viento helado y un par de
adoctrinados becarios dispuestos a inundarnos de datos históricos y leyendas del
lugar; pero tuvieron que retirarse al ver a nuestro anfitrión actuando de maestro
de ceremonias.
Después de
visitar la Capilla de San Sebastián do Pico Sacro, Mauricio nos contó que en las entrañas de la montaña habitan Mouros, que estos
tienen grandes riquezas y que se les reconoce una arraigada personalidad y
cierta relevancia cultural. A continuación en tono solemne añadió:
En realidad, en Galicia hay dos poblaciones superpuestas: una a flor de
tierra, que son los gallegos, y otra en el subsuelo, que son los Mouros. Estos
están encantados; es decir, en estado especial, cuya noción han perdido los
hombres modernos, pero que existe.
Al día siguiente llamamos al número de teléfono de
Mauricio para que nos llevara de Santiago a O Outeiro y así cumplir con la
última etapa del camino pero nos contestó la voz de una mujer diciendo que no
conocía al tal Mauricio y que allí no vivía ningún taxista.
JULIO - 2017
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