Sabía que no era una buena idea, pero siguió adelante con el experimento. Goliat Bohm conocía las posibles consecuencias de someterse a una sesión con un chamán, pero era necesario para demostrar su nueva y radical teoría del universo.
Algunos investigadores consideran la región de Siberia como la cuna del chamanismo. Se sabe que los chamanes siberianos, como los de Laponia, usaban el hongo Amanita Muscaria y que el origen de Santa Claus tiene que ver con el conocido hongo alucinógeno rojo y con puntos blancos, tan asociado a duendes y gnomos.
Goliat se alojó en un hotel de
Irkutsk en Siberia para desplazarse en coche al día siguiente a Oloy, un
villorrio cerca del lago Baikal donde tendría lugar la ceremonia; su objetivo
era dejar que su conciencia viajara por lo que llamamos universo exterior y
tratar de entenderlo.
Superados los preámbulos y
totalmente dispuesto, Goliat se tomó lo que el chamán le ofrecía, que no era
otra cosa que la orina de un reno macho alimentado previamente con Amanita
Muscaria para experimentar los efectos del hongo sin la toxicidad que produce.
A la sensación de volar se juntó la
transformación del chamán en Santa Claus para hacer de anfitrión en el nuevo
mundo. Durante su viaje por el cosmos le iba contando que el universo es en
realidad un fantasma a pesar de su solidez. El mundo material es una ilusión.
Nosotros mismos creemos ser entidades físicas que se mueven en un mundo físico,
pero todo es pura ilusión. En realidad somos observadores que flotan en un mar
de frecuencias y lo que vemos, oímos, tocamos, saboreamos y olemos lo
transformamos mágicamente en realidad física.
Las que nosotros ahora consideramos
curaciones milagrosas son en realidad debidas a un cambio del estado de
conciencia que provoca cambios en el cuerpo físico. Los milagros serían
habituales si programamos nuestras mentes con las convicciones adecuadas para
que se produzcan de la misma forma que tenemos la capacidad de plasmar la
realidad a nuestro agrado durante los sueños. Y por último, el espacio y el
tiempo tampoco existen.
Finalizada la ceremonia, Goliat se pasó toda la noche en el hotel escribiendo sobre su experiencia para incluirla en su tesis doctoral de Física que llevaba por título: Universo holográfico, la realidad no es lo que parece.