viernes, 4 de septiembre de 2020

El ADN


Rogelio es becario en el laboratorio estatal de biotecnología situado en Elche; su tesis doctoral consiste en diseñar bio-bots con la misión de colonizar otros planetas y adaptar el entorno para que, en un futuro, cuando hayamos terminado con los recursos de La Tierra puedan acoger a la humanidad.
  
La premisa fundamental de los bio-bots es que sean capaces de generar los residuos necesarios para llevar el planeta a las condiciones óptimas de habitabilidad aprovechando las materias primas de su entorno. Además, deben de ser autónomos y capaces de reproducirse para no tener que transportar millones de individuos.

Después de muchos estudios se concluyó que, para cumplir de la manera más sostenible con las tareas que se les encomienda, los bio-bots debían ser bacterias con un ADN creado artificialmente y no robots programados con Inteligencia Artificial. Rogelio, mediante un editor de código ADN, diseñó las funciones básicas de la nueva bacteria sintética pasando todas las pruebas previstas en el protocolo.

El destino elegido para el proyecto de terraformación (hacer habitable un planeta) es nuestro vecino Marte. En la fecha prevista, un equipo de científicos del que formaban parte Rogelio y su director de tesis, se embarcó en un viaje espacial para, entre otros experimentos, iniciar el sembrado de las bacterias sintéticas sobre la superficie del planeta rojo.

Transcurridos tres meses de su llegada a la estación de Marte, un grupo de exploradores comunica un hallazgo sorprendente. Al día siguiente, el director de la tesis convoca a Rogelio a su despacho para analizar la información aportada  del exterior; ha seleccionado unas fotos sacadas en el interior de una cueva que inicialmente estaba cubierta de hielo, en ellas se ve claramente, a los ojos expertos de Rogelio, un aparato similar al que él utiliza en La Tierra para editar el ADN de los bio-bots.