Fortunato
Ventura estaba convencido de robar la carta que necesitaba para cantar las
cuarenta en la partida definitiva de la final del campeonato mundial de guiñote
que se estaba celebrando en Benafigos. Jacinto, su compañero, no tenía la menor
duda de que lo conseguiría.
Fortunato
y Jacinto se conocieron unos años antes en el departamento de Física de la UJI.
En el día de autos estaban trabajando en una investigación basada en la
existencia de una quinta fuerza fundamental de la naturaleza, la suerte. Dicha
fuerza actúa entre un observador y un suceso mediante el suertón, partícula elemental hipotética de tipo bosónico de carga
positiva o negativa, que sería el transmisor de la interacción en el nuevo
modelo de suerte cuántica.
Hasta
la fecha, la mayoría de las creencias espirituales o sobrenaturales sobre la
suerte coinciden en que se puede influir en ella por medio de la superstición,
realizando rituales, evitando ciertas situaciones, portando amuletos, etc… pero
lo fundamental es la carga del observador que varía entre muy positiva (suertudo)
y muy negativa (gafe).
La
demostración final de su teoría tenía lugar en el campeonato, Fortunato poseía
una alta carga positiva medida empíricamente en el laboratorio que se veía
potenciada con todos los rituales posibles y rematados por la compañía del tío
Maximiliano, chamán diplomado en los bares más emblemáticos del Maestrazgo. Llegó el momento y
todo dependía de una carta. Lo que sigue ya es historia, Fortunato y Jacinto
campeones del mundo de guiñote.